jueves
Ganadores Premio Poesía Mes de Julio
" Nelo, aprendiz de Chamán "
Autor: Nelson Urra Silva
En el umbral y de espalda a la gruta
arrodillado se encuentra el peregrino.
Ha culminado su iniciación,
Tiempo de un inolvidable ritual.
tres viajes misteriosos en busca de la luz.
Fuego, viento y el agua, fueron los elementos
para una enseñanza de por vida.
Semblante sereno, libre de pecado
enfila rumbo al manantial de frescura.
Frente a sus ojos, un salto de agua
que baja de las montañas. Forman un lago
Es una especie de lienzo azul,
mientras el espacio sideral, parece descansar
en el verde bosque de acacias.
Todo el universo y la magia de la naturaleza
reciben y dan la bienvenida al aprendiz.
Segundo Premio ( compartido)
AMOR PROHIBIDO
Complétase la luna
Cuando voy a tu encuentro
Vístome de A
Z
U
L
De noche sin T
I
E
M
P
O
Peregrina el verano
Desvelando silencios
Disfrázame el P
E
C
A
D
O
Encerrado en mi cuerpo
Confiésolo en la G
R
U
T
A
Lo bailo, lo sueño
Conságrome a ti toda
Perfílote en un L
I
E
N
Z
O
Mentira de amor
M
A
N
A
N
T
I
A
L de deseos
Encarcélanse mis versos
En la danza de tu cuerpo
Danik Lammá
SENTIMIENTOS OCULTOS
¡Oculto!...
Entre las letras blancas,
escritas en un papiro incierto,
me abrigas con el lienzo de preguntas.
Que me guían, hasta la gruta desconocida
de tu corazón…
Manantial nítido, de color azul
donde se refleja mi rostro,
utopías inocentes, que se trasforman,
a través del tiempo en los delirios de mi destino.
Sin darme cuenta…
Borras, con tus dulces manos
el pecado sangriento, impaciente
de mi dispersa alma.
Renacen , mis sentimientos…
Graciela Moreno
Gandores Premio Microcuento Mes de Julio
El asceta
Por María Laura Irico
Entró a la gruta con la firme intención de lavar sus pecados.
Despojado de sus vestimentas, solo traía un lienzo a manera de taparrabos.
Pensaba purificarse dejando de lado todos los alimentos; sobreviviría bebiendo del agua pura del manantial. La atmósfera azul conferida al ambiente por las paredes de piedra circundantes, le ayudaría a concentrarse en lo único importante.
Pasado cierto tiempo, consideró que ya estaba listo para salir del encierro autoimpuesto, y así lo hizo, con gran esfuerzo.
Lo que vió lo llenó de desconcierto: el mundo que había dejado, ya no era el mismo ante sus ojos gastados. Con resignación, volvió a internarse en su gruta, para nunca más salir.
Segundo Premio
Tu recuerdo
Con la vista fija en la ventana Nora tenía ante si la típica postal de un Buenos Aires invernal, como la letra de un tango…humedad, llovizna y frío, la calle estaba desierta y su rostro reflejaba el gris de ese cielo cubierto en su mirada, los vidrios empañados como sus ojos se entremezclaban con el persistente recuerdo de lo vivido esa noche con Ernesto, cada momento se repetía como película una y otra vez, la misma melodía envolvía sus sentidos.
Cubriéndose con la bata AZUL, tomo la taza de café y camino hacia la cama donde el LIENZO de esas sábanas arrugadas aun tenía el aroma a su perfume, su cuerpo tembloroso se deslizo embriagado, abrazo la almohada y revivió el éxtasis que jamás había sentido. Su cuerpo fue la GRUTA donde las pasiones más lujuriosas la llevaron a tocar las estrellas en las manos del más inmenso placer, sus caricias, sus besos fueron el MANANTIAL de agua fresca que lograron apagar la hoguera que su piel sentía.
Fue la noche en que sus instintos lujuriosos lograron saciarse entre esos brazos fuertes y apasionados. Pero cuando Ernesto cerro la puerta entendió que esa sería la última vez que lo vería…una despedida ardiente que el TIEMPO jamás borraría. Si tanta pasión incontrolable fue PECADO, Nora volvería a morder una y otra vez la manzana prohibida sin ningún remordimiento, sabiendo que ese hombre que la llevo a descubrir cada parte de su esencia la había marcado, ya no sería la misma…había un antes y ahora un después lleno de nuevas experiencias y una gran tristeza por su partida.-
NORA RICOTTI
Tercer Premio
Susurros y Voces.
Había sido una locura entrar en la gruta. Cuando encontró aquel lienzo viejo entre las cosas robadas de la iglesia su primer pensamiento fue dejarlo con todo lo demás pero una fuerza invisible le había llevado a guardarlo rápidamente antes de que le viese el sacristán. Una vez en su casa lo extendió en la mesa del estudio y al desenrollarlo una especie de crujido siniestro le asustó. Cuando lo miró fue terror lo que sintió junto con el escalofrío que recorrió su cuerpo. Los colores brillantes se habían difuminado y mezclados unos con otros menos el azul. Este permanecía en el lienzo formando una estrella de cuatro puntas y de su centro emanaba una luz que lo cegaba. Tuvo que apartar los ojos al tiempo que lo cubría con una toalla gruesa y salió apresuradamente de la habitación.
Estuvo caminando por la calle sin atreverse a regresar y tampoco se atrevía a contarle nada a su amigo Damián por temor a que éste a su vez, se lo dijera a los otros. Miró el reloj y se dio cuenta de que el tiempo avanzaba inexorable a las dos de la madrugada. Tenía que volver pero temía enfrentarse a lo que ya adivinaba en aquella estrella. Sin embargo debía afrontarlo de una vez por todas. La penitencia a su pecado merecía la pena si podía salvar su vida y la de otros.
Dejó los pensamientos y se concentró en el gran silencio que reinaba a su alrededor. Aún le quedaba un largo trayecto que recorrer antes de que pudiese percibir el ruido del agua. Un suave aroma le llegaba junto con cálidas ráfagas de aire. Se preguntaba dónde estaría el límite que separaba la frontera de lo absurdo y de lo real de aquella aventura en la que se había metido sin pensar. Sintió miedo pero ya no podía volverse atrás. De repente se encontró metido en el agua casi sin darse cuenta. Estaba caliente. El manantial no era demasiado grande y fluía desde arriba convirtiéndose en cascada que arrojaba el agua en forma de espuma hasta convertirse en un pequeño riachuelo. El grito se ahogó en su garganta y al fin pudo abrir los ojos.
Ma. Ascensión Rivera
lunes
Ganadores Premio Microcuento Junio
Sin vuelta atrás
Por María José Moreno
Nunca supo la verdad de lo ocurrido. Por más que intenta averiguar en los últimos instantes qué había fallado, Diana no acierta a comprender de qué manera se conjuntaron los astros para que saliera mal.
Lo tenía todo decidido, planeado al milímetro. Sabía a qué hora y cómo lo haría. Había calculado el tiempo que tardaría en regresar su marido y esperaba con ansia que Ernesto abriera la puerta. Aguzaba su oído a fin de escuchar el tintineo de la llaves, pero todo era silencio. Cinco minutos, diez minutos, quince minutos…Su vista se nubla, siente flotar su cuerpo en las nubes y todo se vuelve de color azul.
Parece que oye algo, intenta abrir los ojos creyendo que así podrá reconocer el ruido, pero no puede sus párpados no le responden, le cuesta respirar. Otra vez el color azul, y una lechuza dorada viene para hacerle compañía, para señalarle el camino hacia la oscuridad. Veinte minutos, treinta minutos, cuarenta minuto…Cómo pudo calcularlo tan mal, se lamenta mientras unas lágrimas afloran a sus ojos. Ahora no hay vuelta atrás.
Ganadores Premio Poesía Junio
Ninfa de las brújulas
Por Nelson Urra Silva
La paloma alzó el vuelo, camino a tu encuentro
la vía láctea confundió sus alas
mientras las estrellas danzaban alrededor.
La brújula del tiempo
se rodeaba de instrumentos
estaban los signos del zodiaco, en busca de Libra.
Aries junto a Géminis, no daban tregua.
Mariposa sideral, colmas de belleza el espacio infinito
nutriendo recuerdos en mis brazos, que esperan por ti.
Arropa mi sombra, que ausente de ti, vaga y camina sin fin
Cubre con tus alas el rocío añejo, de flores sin polen
invaden mi blanca cabellera y, se enredan con mis sueños.
No dejan despertar del misterioso viaje al ayer, de tus besos.
Luna, observa su mano
junto al corazón,
quizás en la distancia palpitando estará
y en cada latido sigan los gemidos traviesos
de su epidermis entregada a las sensuales caricias
de mis manos, que hoy pueden tocarla de la única forma
que aún resta
por hacer...
Escribirle, con el alma.
SEGUNDO PREMIO
UMBRAL DEL DESTINO
Por Grechka Le
e Maldonado
Ventana infinito, ábresele al tiempo
al acecho intimo
de su espera
refugio en universo, desvelado halo
a su pecho en ave,
vientre al filo de su travesía
de instantes traspasando su piel
llénale en sus brazos, sus soles
y báñale a risa de su luna, en sombra
téjele una caricia de sus plumas alas
desvístela en su silencio,
despiértala en nube blanca al frío
develado de sus sueños,
a la hora vestida de nostalgia
que calla y vela su ausencia,
al reloj que gravita en sus ojos de luna
trazando el recuerdo, a su mirada
TERCER PREMIO
En la curva del tiempo
Por Morus
Permanecer en la curva del tiempo
caminando lentamente los recuerdos,
bebiendo el sueño de tus ojos
emplumando alas de deseo.
Manecillas de sonidos repetibles
mensajes de palomas mensajeras,
sangre que fluye lentamente
deseando consumirse en tu hoguera.
Enlazados en espacios intangibles
desnudando el alma al encuentro,
pisando las huellas del recuerdo
recorriendo la piel con pensamientos.
Un sueño de parpados cerrados
un gemido ahogado en las entrañas,
astros que gravitan en el tiempo
un poema que envuelve los deseos.
MENCION DE HONOR
Por Francisco Romero Diaz
Tiempo, libera a mí amada
encerrada entre oráculos.
Péndulos zodiacales la custodian
en el palacio de la eternidad.
Corre minuto, llévate raudo la hora,
que arrastre tras de sí al día
y precipiten semanas y meses en años
para que mi musa se vea libre.
Mujer, dueña de mis caricias,
mira al cielo, veras a mi embajador
junto a dorada luna, en el luminoso cielo,
él te lleva el canto de mi amor,
mil besos en sus alas y en sus ojo veras
las lágrimas que en esta espera riegan mi alma.
Tiempo libera a mí amada
por que aun en la vejez,
o más allá de la muerte
esa mujer…anidará en mis brazos.
Ganadores Mes de Mayo Poesía
Primer Premio
El mar no visto
Pedro Arturo Estrada
Ah, el mar, por fin, el mar y sin embargo, nada,
ni una palabra en punta, ni el esperado grito.
Arena en los zapatos porque te dio vergüenza
desnudarte en la playa, esa piel blanquecina
de oficinista escuálido, la calvicie que el viento
y el agua enseñarían, obscena, a las muchachas
jugando entre las olas, con el sol en sus pechos,
como ninfas doradas.
Ah, el mar, por fin, el mar tan azul en postales.
Y tú sobre la roca, silencioso, vencido.
El salitre en tu cara sin quién la identifique
y el corazón debajo ahogándose de absurdo.
Ah, el mar, por fin el mar y al regreso, la rabia,
o no, la vieja culpa de no entrar en el agua
como aquellos que saltan y penetran a fondo
en la vida, el amor o en el oscuro vértigo.
Ah, el mar, por fin el mar, mas te gana el cansancio,
el vacío de siempre y se viene la noche.
Además, se marcharon con la luz las muchachas.
—Y es ominoso el cielo, y hay aires de tormenta.
El mar de los deseos
César Tellería
Como si fuera un cielo derramado en el agua,
se ve igual de azul -el mar de mis deseos;
de vegetal color llevando mis pasiones,
que huérfano de amor mi corazón navega.
En el mar saturado de pasiones enfermas,
Como pequeño bergantín que agarra vuelo;
Desplegando sus velas en las alas del viento…
Tan solo ve la luz del cariño de tus ojos;
Que como faro luminoso le va marcando la costa,
que le indica la ruta para llegar a tu corazón.
Cuando yo ancle en tus brazos y bese tus pechos,
Podré hacerte dichosa cuando te haga el amor,
y tomarte en mis brazos rodeando tu cintura;
quiero viajar feliz con los primeros besos…
Palmira Ortiz
sacar fuerzas del coraje,
caminar en contra del viento,
de la nada no llorar
y guardarlo todo en silencio.
Ser como tú;
seria tratar de ser como el mar,
que feroz arremete contra las rocas,
desbordando en suave espuma
su fuerza diciendo que era suavidad,
el odio cubierto de sutileza.
Tú
altivo,
orgulloso,
sereno y taciturno,
águila esplendorosa
que vuela en este vasto mundo,
que lo domina todo a grandes alturas,
que lo desdeña todo
por falso ó por vulgo.
Fuerza de fuego,
calidez de humo;
¡Yo quisiera ser como tú!
Elisa Golott
En este atardecer de color violeta en que el olor a sal de tu mar quieto empapa mis sentidos, me voy despojando de mis antiguas vestiduras. Dejo que el agua fría de éste Oceano magnífico empape mis pies, suba por mis piernas y cubre por completo mi cuerpo.
La calma vuelve a mi mente colapsada por el caos de la vertiginosa carrera de los pensamientos, ya nada me duele, todo pasa y dejo que el agua se lleve para siempre toda la carroña y me devuelve la energía acumulada por los siglos en sus aguas a veces tormentosas otras sosegadas y perfectamente azul.
Siento el sol quemante y la brisa fresca sobre mi ser, tremendamente sediento de paz y armonía. Dejo acá mis duelos y me llevo los renaceres para que me acompañen de ahora en adelante, y que nada me toque, nada me lacere, nada me importune en lo que me queda de esta vida.
Ganadores Mes de Mayo Microcuento
DESPUÉS DE LA TORMENTA
Por Carolina Fernández
En aquel tiempo, él dejó de escucharla. Tal vez fue la rutina, el cansancio, o el dieléctrico egoísmo. Como sea, Laura, jamás se dio por vencida y buscó las mil maneras de decirle. Y sus palabras se perdían en el aire, y sus mensajes no llegaban a destino, hasta sus rezos los tapaban los ronquidos. Una tarde, mientras su marido miraba televisión, Laura se encerró en el baño sola, otra vez, y lloró. Las primeras fueron lágrimas de bronca, luego resbalaron por la mesa las cargadas de impotencia, a la hora corrían por el piso lagrimones de tristeza, se sumaron las de los recuerdos y las promesas. Y se convirtieron en ríos y cascadas que bajaban la escalera con violencia. El marido naufragó entre el oleaje y se halló flotando a la deriva arrastrado sin clemencia por tsunamis, en medio de un océano de olvido. Y en el filo del ahogo salió a flote abrazado a la pata de la mesa. Cuando recuperó las energías, vio a su lado flotar una botella. La destapó y del interior salió el grito
—¡Mario, tengo algo que decirte!— suplicaba su mujer, y él oyó.
El lunes el mar despertó cansado de ir y venir sin recompensa, decidió no volver más; para el miércoles ya extrañaba los juegos de los niños y las piernas desnudas de las bañistas, pero su orgullo fue más fuerte; hoy le consumen los celos de los ríos y los lagos que han aprovechado bien su ausencia.
Como años le habían enrulado los ojos y habían sido generosos con su pecho hasta la ignominia de ese aciago día, desde entonces se dedicó a diseccionar amaneceres con prestancia de relojero y precisión cirujana.
Daba vueltas a la cabaña del valle como un augurio de túnica mal tejida apenas blanca que la tarde grisácea desgastaba. Vagas hebras esas, babas del diablo en mejillas insuficientes para tanta amargura aguada. ¡Tanta humedad! Manadas de mínimos arco iris borrosos se encendían en cada frente, por cada fuente; bufaban bajo tras puertas y ventanas.
Eso no era amor, él no salía a ver la lluvia con sol afuera: solo oía rugidos y susurros, un bien conocido llanto. Él, taciturno y apocado y poca cosa él, nacido de aquellos ojos que no olvidara ni cuidara, ahora fondeado y frondoso adorno primero del nuevo mar, surgido y muerto por el viejo amor.
sábado
Ganadores Mes de Abril (Microcuento)
UN DÍA DE ABRIL
Por María Rosa Leo
Caminábamos tomados de la mano, Silenciosos, escuchando los ruidos del silencio, bajo nuestros pies, una alfombra de hojas amarillas, crujían a nuestro paso, marcando el ritmo acelerado de nuestros corazones, el trinar de los pájaros el viento suave acompañaba nuestro andar, en la primera esquina, esa tarde, de un día de abril, te robe el primer beso.
Cuanto tiempo pasó desde entonces, pasaron casi cuarenta años, y hoy como ayer, tomados de la mano, caminamos por las callecitas soleadas, haciendo crujir las hojas bajo nuestros pies en ésta tarde de abril.
Estamos más viejos, es verdad, nuestro cuerpo lo demuestra, nuestros retoños crecieron y ya empezaron a dar sus frutos.
Todo comenzó ese día en que te robé el primer beso, ¿Te acordás?
Te miro, nuestros ojos se encuentran, y nuestros corazones se aceleran como aquel primer día de abril.
Ganadores Mes de Abril (Poesía)
SONETO DE LA LENGUA
Por Zakarías Zafra Fernández
¡Oh dátiles malditos incrustados
tras los poros de tu lengua femenil,
isla hundida, galeón de mi naufragio,
primavera sutil de la saliva!
¡Qué trágica tu carne enrojecida,
henchida por el fin teatral de un beso!
¡Qué pobres las ovejas de mis dientes
carcomiendo el cayado de un pellejo!
Día de abril en que encontré tu boca
umbrátil, estacionada en sequía,
a la espera de mis oscuros sueños.
Y fue ahí, remontando el tablado,
cuando los foscos verbos me dijeron:
tu lengua de telón ya cerró el acto.
martes
1 PREMIO POESIA MES DE MARZO
1º MENCION DE HONOR POESIA MES DE MARZO
2º MENCION DE HONOR POESIA MES DE MARZO
La costumbre las guía hacia la cuenta
De lo que pasa y no pasa
De lo que podría no estar pasando pero
Pasa y si lo que pasa, pasa, mejor todavía entonces sirven para algo más …
Dar placer
Por lo que se plasma allí
De manera extraña o familiar
Con palabras habituales o lejanas
parecen huir de la lengua fluir elocuentes,
febriles, enigmáticas
o se dejan caer solas por el terraplén de sus manos
para llamarlo al eterno desafío de ocupar papel
y lo superan todo al tiempo que sueltan amarras
que se alejan a veces pero retornan con más fuerza
es mucho más que eso es él con las cosas que le vienen
por azar y la simpleza buena de ese desafío contar para vivir …
(al poeta Rubén Vedovaldi – junio de 1991)
MES DE MARZO (MICROCUENTO)
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MES DE ENERO (POESIA)
DISECCION DE LA PALABRA
Tomo a la palabra
desde la punta
de su lengua
y la hago girar
por la nostalgia.
La engancho
con mis pestañas
por el medio
y la doblo por la mitad,
la palabra cruje.
Vienen tumultuosas
palabras
a defender la idea
de un circuito luminoso
hecho de letras
dispersas.
Asisten a la construcción
de un pensamiento.
Protestan
ante el desgaste
del movimiento
neuronal.
Recriminan la aridez
de esa expresión
inconclusa.
Sacan a relucir
la intimidad
en signos gráficos
desnudos de amor.
Las hago relucir
en el espejo
de mi alma.
Las empujo hasta el abismo
del secreto
y las bamboleo
en el carrousel
de la infancia.
Una de ellas,me mira
desde el ángulo
más agudo
de la blancura.
Exhausta.
Tiene los pies heridos
en ese deambular
por el teclado.
Está pálida,
temerosa de ser imagen
ahora que mi pulso
le da el trazo.
La llevaré conmigo
hasta el espacio
del silencio.
La besaré tiernamente.
Tal vez se acurruque
en mi almohada
hasta que la despierte
mañana
ante tus ojos
MES DE ENERO (MICROCUENTO)
Se conocieron en el chat, en el messenger. Se enamoraron al primer intercambio de mensajes. Sus vidas cambiarían para siempre desde que tropezaron esa noche en la red.
Durante meses se contaron sus sentires, sueños y desazones.
Un día cualquiera ella resolvió que había llegado el momento de divulgar lo que le había estado ocultando durante algún tiempo: que usaba unos horribles y antiestéticos frenillos.Y él para no ser menos, le retribuyó su honestidad con otra revelación casi inconfesable: Que su miembro viril le llegaba hasta el suelo.
Durante los meses siguientes, ambos evitaron hablar sobre sus respectivas confesiones.
Con el pasar de los años se conocieron y ella pudo efectivamente comprobar que él no le había mentido, que no había exagerado, pues, desde que ese maldito tren le cortara ambas piernas, él, efectivamente arrastraba su miembro por el suelo.