lunes

Ganadores Premio Microcuento Junio

Primer Premio

Sin vuelta atrás
Por María José Moreno




Nunca supo la verdad de lo ocurrido. Por más que intenta averiguar en los últimos instantes qué había fallado, Diana no acierta a comprender de qué manera se conjuntaron los astros para que saliera mal.

Lo tenía todo decidido, planeado al milímetro. Sabía a qué hora y cómo lo haría. Había calculado el tiempo que tardaría en regresar su marido y esperaba con ansia que Ernesto abriera la puerta. Aguzaba su oído a fin de escuchar el tintineo de la llaves, pero todo era silencio. Cinco minutos, diez minutos, quince minutos…Su vista se nubla, siente flotar su cuerpo en las nubes y todo se vuelve de color azul.

Parece que oye algo, intenta abrir los ojos creyendo que así podrá reconocer el ruido, pero no puede sus párpados no le responden, le cuesta respirar. Otra vez el color azul, y una lechuza dorada viene para hacerle compañía, para señalarle el camino hacia la oscuridad. Veinte minutos, treinta minutos, cuarenta minuto…Cómo pudo calcularlo tan mal, se lamenta mientras unas lágrimas afloran a sus ojos. Ahora no hay vuelta atrás.

Ganadores Premio Poesía Junio


PRIMER PREMIO

Ninfa de las brújulas
Por Nels
on Urra Silva




La paloma alzó el vuelo, camino a tu encuentro
la vía láctea confundió sus alas
mientras las estrellas danzaban alrededor.
La brújula del tiempo

se rodeaba de instrumentos
estaban los signos del zodiaco, en busca de Libra.
Aries junto a Géminis, no daban tregua.

Mariposa sideral, colmas de belleza el espacio infinito
nutriendo recuerdos en mis brazos, que esperan por ti.
Arropa mi sombra, que ausente de ti, vaga y camina sin fin
Cubre con tus alas el rocío añejo, de flores sin polen
invaden mi blanca cabellera y, se enredan con mis sueños.
No dejan despertar del misterioso viaje al ayer, de tus besos.

Luna, observa su mano

junto al corazón,
quizás en la distancia palpitando estará
y en cada latido sigan los gemidos traviesos
de su epidermis entregada a las sensuales caricias
de mis manos, que hoy pueden tocarla de la única forma
que aún resta

por hacer...
Escribirle, con el alma.


SEGUNDO PREMIO

UMBRAL DEL DESTINO

Por Grechka Le

e Maldonado




Ventana infinito, ábresele al tiempo
al acecho intimo

de su espera

refugio en univ
erso, desvelado halo
a su pecho en ave,

vientre al filo de su travesía

de instantes traspasando su piel

llénale en sus brazos, sus soles
y báñale a risa de su luna, en sombra

téjele una caricia de sus plumas alas

desvístela en su silencio,

despiértala en nube blanca al frío
develado de sus sueños,

a la hora vestida de nostalgia
que calla y vela su ausencia,

al reloj que gr
avita en sus ojos de luna
trazando el recuerdo, a su mirada



TERCER PREMIO


En la curva del tiempo

Por Morus



Permanecer en la curva del tiempo

caminando lentamente los recuerdos,

bebiendo el sueño de tus ojos

emplumando alas de deseo.



Manecillas de sonidos repetibles

mensajes de palomas mensajeras,

sangre que fluye lentamente

deseando consumirse en tu hoguera.



Enlazados en espacios intangibles

desnudando el alma al encuentro,

pisando las huellas del recuerdo

recorriendo la piel con pensamientos.



Un sueño de parpados cerrados

un gemido ahogado en las entrañas,

astros que gravitan en el tiempo

un poema que envuelve los deseos.



MENCION DE HONOR


Por Francisco Romero Diaz




Tiempo, libera a mí amada

encerrada entre oráculos.

Péndulos zodiacales la custodian

en el palacio de la eternidad.



Corre minuto, llévate raudo la hora,

que arrastre tras de sí al día

y precipiten semanas y meses en años

para que mi musa se vea libre.



Mujer, dueña de mis caricias,

mira al cielo, veras a mi embajador

junto a dorada luna, en el luminoso cielo,

él te lleva el canto de mi amor,

mil besos en sus alas y en sus ojo veras

las lágrimas que en esta espera riegan mi alma.



Tiempo libera a mí amada

por que aun en la vejez,

o más allá de la muerte

esa mujer…anidará en mis brazos.





Ganadores Mes de Mayo Poesía

Primer Premio


El mar no visto
Pedro Arturo Estrada


Ah, el mar, por fin, el mar y sin embargo, nada,
ni una palabra en punta, ni el esperado grito.
Arena en los zapatos porque te dio vergüenza
desnudarte en la playa, esa piel blanquecina
de oficinista escuálido, la calvicie que el viento
y el agua enseñarían, obscena, a las muchachas
jugando entre las olas, con el sol en sus pechos,
como ninfas doradas.

Ah, el mar, por fin, el mar tan azul en postales.
Y tú sobre la roca, silencioso, vencido.
El salitre en tu cara sin quién la identifique
y el corazón debajo ahogándose de absurdo.

Ah, el mar, por fin el mar y al regreso, la rabia,
o no, la vieja culpa de no entrar en el agua
como aquellos que saltan y penetran a fondo
en la vida, el amor o en el oscuro vértigo.

Ah, el mar, por fin el mar, mas te gana el cansancio,
el vacío de siempre y se viene la noche.
Además, se marcharon con la luz las muchachas.

—Y es ominoso el cielo, y hay aires de tormenta.




Segundo Premio

El mar de los deseos

César Tellería

Como si fuera un cielo derramado en el agua,
se ve igual de azul -el mar de mis deseos;
de vegetal color llevando mis pasiones,
que huérfano de amor mi corazón navega.

En el mar saturado de pasiones enfermas,
Como pequeño bergantín que agarra vuelo;
Desplegando sus velas en las alas del viento…

Tan solo ve la luz del cariño de tus ojos;
Que como faro luminoso le va marcando la costa,
que le indica la ruta para llegar a tu corazón.

Cuando yo ancle en tus brazos y bese tus pechos,
Podré hacerte dichosa cuando te haga el amor,
y tomarte en mis brazos rodeando tu cintura;
quiero viajar feliz con los primeros besos…



Tercer Premio

Quisiera ser como tú
Palmira Ortiz

Imponente a la adversidad,
sacar fuerzas del coraje,
caminar en contra del viento,
de la nada no llorar
y guardarlo todo en silencio.

Ser como tú;
seria tratar de ser como el mar,
que feroz arremete contra las rocas,
desbordando en suave espuma
su fuerza diciendo que era suavidad,
el odio cubierto de sutileza.

altivo,
orgulloso,
sereno y taciturno,
águila esplendorosa
que vuela en este vasto mundo,
que lo domina todo a grandes alturas,
que lo desdeña todo
por falso ó por vulgo.
Fuerza de fuego,
calidez de humo;
¡Yo quisiera ser como tú!



Mención de Honor


Mar
Elisa Golott


En este atardecer de color violeta en que el olor a sal de tu mar quieto empapa mis sentidos, me voy despojando de mis antiguas vestiduras. Dejo que el agua fría de éste Oceano magnífico empape mis pies, suba por mis piernas y cubre por completo mi cuerpo.
La calma vuelve a mi mente colapsada por el caos de la vertiginosa carrera de los pensamientos, ya nada me duele, todo pasa y dejo que el agua se lleve para siempre toda la carroña y me devuelve la energía acumulada por los siglos en sus aguas a veces tormentosas otras sosegadas y perfectamente azul.
Siento el sol quemante y la brisa fresca sobre mi ser, tremendamente sediento de paz y armonía. Dejo acá mis duelos y me llevo los renaceres para que me acompañen de ahora en adelante, y que nada me toque, nada me lacere, nada me importune en lo que me queda de esta vida.



Ganadores Mes de Mayo Microcuento

Primer Premio

DESPUÉS DE LA TORMENTA
Por Carolina Fernández



En aquel tiempo, él dejó de escucharla. Tal vez fue la rutina, el cansancio, o el dieléctrico egoísmo. Como sea, Laura, jamás se dio por vencida y buscó las mil maneras de decirle. Y sus palabras se perdían en el aire, y sus mensajes no llegaban a destino, hasta sus rezos los tapaban los ronquidos. Una tarde, mientras su marido miraba televisión, Laura se encerró en el baño sola, otra vez, y lloró. Las primeras fueron lágrimas de bronca, luego resbalaron por la mesa las cargadas de impotencia, a la hora corrían por el piso lagrimones de tristeza, se sumaron las de los recuerdos y las promesas. Y se convirtieron en ríos y cascadas que bajaban la escalera con violencia. El marido naufragó entre el oleaje y se halló flotando a la deriva arrastrado sin clemencia por tsunamis, en medio de un océano de olvido. Y en el filo del ahogo salió a flote abrazado a la pata de la mesa. Cuando recuperó las energías, vio a su lado flotar una botella. La destapó y del interior salió el grito
—¡Mario, tengo algo que decirte!— suplicaba su mujer, y él oyó.



Segundo Premio

MAR DE
CELOS
Por Jesus Olague



El lunes el mar despertó cansado de ir y venir sin recompensa, decidió no volver más; para el miércoles ya extrañaba los juegos de los niños y las piernas desnudas de las bañistas, pero su orgullo fue más fuerte; hoy le consumen los celos de los ríos y los lagos que han aprovechado bien su ausencia.

Tercer Premio

LIQUIDA COBRANZA
Por Alejandro Cabrol




Como años le habían enrulado los ojos y habían sido generosos con su pecho hasta la ignominia de ese aciago día, desde entonces se dedicó a diseccionar amaneceres con prestancia de relojero y precisión cirujana.

Daba vueltas a la cabaña del valle como un augurio de túnica mal tejida apenas blanca que la tarde grisácea desgastaba. Vagas hebras esas, babas del diablo en mejillas insuficientes para tanta amargura aguada. ¡Tanta humedad! Manadas de mínimos arco iris borrosos se encendían en cada frente, por cada fuente; bufaban bajo tras puertas y ventanas.

Eso no era amor, él no salía a ver la lluvia con sol afuera: solo oía rugidos y susurros, un bien conocido llanto. Él, taciturno y apocado y poca cosa él, nacido de aquellos ojos que no olvidara ni cuidara, ahora fondeado y frondoso adorno primero del nuevo mar, surgido y muerto por el viejo amor.